Escudo de los Pumas

Escudo de los PUMAS

A finales de 1973, Manuel Andrade Rodríguez, El Pajarito –como se le conoce cariñosamente en la UNAM–, tenía el boceto final de lo que a la postre sería el logotipo que identificarнa a los deportistas de la máxima casa de estudios.

Era resultado de cientos de dibujos que realizó, con la idea de encontrar aquel que lo convenciera, que amalgamara la visión que tenнa al respecto. Sobre todo, que sintetizara su profundo amor por la Universidad Nacional Autónoma de México. Para El Pajarito la imagen del puma fue gestándose en él desde antes que le pidieran hacer el logotipo. Es algo que asimiló desde que nació su cariño y amor por la Universidad.

En ese entonces el rector Guillermo Soberón Acevedo, el secretario general, Javier Jiménez Espriú, y el director de Actividades Deportivas de la UNAM, Alejandro Cadaval, encargaron a Manuel Andrade realizar el logotipo deportivo que identificara a todos los deportes que se practican en la Universidad.

Andrade Rodríguez estudió primero en la Facultad de Derecho y después en la de Filosofía y Letras, donde culminó la carrera de Historia del Arte. Para cumplir con su encargo, visitó el zoológico de Chapultepec para conocer con detalle las diferentes especies de felinos que habitaban en este lugar. Manuel pasó varios días observando detenidamente a los pumas. No perdía detalle de sus movimientos, del color dorado de su pelambre. Se fijó en la constitución física, la fortaleza y belleza de este animal. Intentó imaginar qué aspecto del puma debнa tomar en cuenta para realizar su trabajo.

Primero pensó en utilizar las garras y huellas. Sin embargo, estas características son similares en todos los felinos. No era un rasgo que lo distinguiera de un león, una pantera, un leopardo o un tigre. Tenía que hallar algo más característico del puma, que le permitiera plasmarlo y diferenciarlo del resto de los de su especie.

La tarea fue ardua. Después de realizar muchos bocetos y dibujos, Manuel revisó cientos de imágenes desde las antiguas representaciones prehispánicas, hasta las más recientes. Miraba fotografías y tenía que encontrar aquella imagen que resultara definitiva: sencilla, elegante, fácil de recordar y reconocer, vistosa y, sobre todo, que reflejara el espíritu deportivo de la institución.

Fue un trabajo intenso, aproximadamente tres meses, pero sumamente emocionante. Es así como Andrade Rodríguez realizó trazos, líneas y círculos, hasta llegar al famoso triángulo formado con tres círculos unidos entre sí por la periferia. El triángulo con las puntas redondeadas lo pintó de azul marino. Éste representa el eje de las tres tareas y razones fundamentales de ser de la UNAM: la docencia, la investigación y la difusión de la cultura.

En medio de esta figura geométrica estaría la cara estilizada del felino, casi también triangular, misma que pintaría de color dorado. La “U” de la Universidad aparece inmersa dentro de este logotipo, letra formada a partir de los ojos y la nariz del puma, que se contrapone y equilibra al triángulo azul.

Crear el logo le trae recuerdos de emoción y satisfacción. Antes de darlo a conocer, Manuel Andrade desconfiaba de lo que había hecho. Marcaba las propuestas que realizó a partir de este dibujo. Llegó a mostrárselo a cualquier persona con la que se topó. Todos coincidían en que ese último era el mejor. “Eso despertó en mi mucho entusiasmo”, recuerda.

Cuando las autoridades universitarias vieron el logo y lo compararon con sus otros dibujos, no dudaron en elegir el triángulo con la cara del puma y la letra “U” dentro del mismo.

Un 20 de abril de 1974 el rector Guillermo Soberón lo presentó oficialmente ante la comunidad universitaria y develó ese mismo día la escultopintura con el logotipo del puma que está a la entrada del Centro de Educación Continua de Estudios Superiores del Deporte (CECESD).

Desde entonces y hasta nuestros días, el puma de Manuel Andrade ha acompañado a los deportistas universitarios a cuanta justa deportiva han asistido desde hace 46 años. Actualmente este logo se identifica plenamente en México y en todo el mundo.

Texto: Rodrigo de Buen / Gaceta UNAM 22 abril 2004